Los tratamientos para el cáncer inciden de forma directa en la salud bucodental de los pacientes. Se trata de métodos agresivos con efectos secundarios en la cavidad oral, que provocan alteraciones notables (algunas tan severas que es necesario disminuir las dosis o interrumpir el tratamiento oncológico).
La quimioterapia, la radioterapia y la cirugía alteran el equilibrio saludable de las bacterias de la boca y pueden dañar y descomponer los tejidos bucodentales, las glándulas salivales y el hueso, favoreciendo la aparición de llagas, infecciones y caries dentales.
La mucositis es una de las alteraciones de la boca más frecuente durante los tratamientos oncológicos, con una prevalencia de entre un 30% y un 85% de los pacientes. Ésta consiste en una inflamación de la mucosa bucal y puede acompañarse de llagas o úlceras dolorosas, que en ocasiones pueden sangrar y sobre infectarse.
Además de esta alteración, los tratamientos oncológicos también pueden generar otros tipos de efectos secundarios como:
Algunos de estos síntomas pueden prevalecer en el tiempo, incluso después de haber finalizado el tratamiento contra el cáncer. Por ejemplo, existen casos de pacientes que han padecido sequedad de boca hasta 2 años después de haber terminado de recibir radioterapia.