La mala higiene bucodental dará lugar, a medio-largo plazo, a una infección en las encías, conocida como periodontitis o piorrea.
Esta enfermedad afecta a los tejidos que sostienen los dientes y es provocada por bacterias. Cuando esta infección afecta a la encía causa un proceso inflamatorio que se llama gingivitis y que si se trata a tiempo puede solucionarse. El problema es cuando esta periodontitis se mantiene a largo plazo, entonces se produce una destrucción más profunda del tejido que llega hasta el hueso de soporte del diente, reabsorbiendo éste, y acumulándose cada vez más bacterias.
Se tienen numerosas evidencias científicas y clínicas sobre el impacto negativo que provoca la periodontitis sobre la salud, considerada como un factor de riesgo para desarrollar una enfermedad cardiovascular, por lo que la Sociedad Europea de Cardiología aconseja su prevención y tratamiento. Los cardiólogos advierten que la periodontitis se asocia con un incremento del riesgo de padecer un infarto de miocardio o un ictus cerebral.
Además de la repercusión de la periodontitis en las patologías cardiovasculares, esta infección también aumenta el riesgo de mortalidad en las personas con enfermedad renal crónica (ERC).
Las enfermedades renales, como la insuficiencia renal o los cálculos renales, pueden ser detectables en una revisión odontológica, ya que cuando los riñones no funcionan bien es frecuente padecer mal aliento y un sabor desagradable en la boca, además de sequedad bucal.
Para ayudar a prevenir el riesgo de padecer estas enfermedades relacionadas con la salud bucodental se recomienda cepillarse los dientes, como mínimo, dos veces al día con pasta de dientes fluorada y utilizar hilo dental.
Además, visitar al dentista todos los años es fundamental para mantenerse alerta sobre todas las señales que hagan sospechar que está produciendo una periodontitis (encías rojas e hinchadas, sangrado al cepillarse los dientes, etc.)